POBREZA, EXCLUSIÓN Y VIOLENCIA


En numerosas ocasiones nos vamos a encontrar con situaciones sociales, principalmente relacionadas pobreza y exclusión especialmente duras, incluso puede que nos hallemos ante ciertos tipos de violencia que pueden ser de género, social, hasta podemos vernos inmersos en un conflicto bélico. Por un lado el cooperante, que normalmente va a tener una sensibilidad social especial, tiene que desarrollar también una resistencia especial, lo que no quiere decir volverse insensible, sino poder superar las frustraciones que le puede generar estar ante situaciones de injusticia. Por otro lado hay que actuar con cautela en las situaciones difíciles, lo que no significa que uno deba callarse, sino utilizar los cauces más operativos para que las situaciones de injusticia, explotación y violencia puedan ser resueltas sin perjuicio para el/la cooperante, ni para los agredid@s, porque a veces un acto que nosotr@s realizamos con buena intención puede repercutir muy negativamente en la persona a la que creemos estar ayudando. Es por ello que ante este tipo de situaciones lo mejor es recurrir los cauces legales normalizados (por ejemplo a las procuradurías de derechos humanos o a los ombudsman, que vendrían a ser los “defensores del pueblo”), y si en el país donde nos encontramos la justicia no fuese confiable lo mejor es recurrir a organizaciones internacionales de defensa de los Derechos Humanos.